La oración a la Virgen María nos recuerda que tenemos a una madre protectora que nos invita a pedirle su gracia y ayuda cuando nos sentimos agobiados y preocupados por los problemas de la vida diaria.
Cuando oramos a la Santísima Virgen María madre de Jesús la honramos, y al mismo tiempo estamos adorando a su hijo amado, el cual estará feliz por escuchar nuestras peticiones en su nombre. La iglesia católica sostiene que la Virgen María es nuestra madre espiritual.
Al morir Jesús en la cruz y ascender al cielo, Dios la eligió a ella para ser la tesorera y la repartidora de toda su gracia divina y de todos sus dones aquí en la tierra. Cabe destacar que cuando oramos a la Virgen María en nombre de su divino hijo, Jesús; ella estará muy contenta de interceder por nosotros ente Él.
🙏 Oración a la Santísima Virgen María
Al invocar una oración a la Virgen María estamos suplicándole por nuestra salvación ante los ojos de Dios. San Lorenzo describió a la Santísima Virgen como “la escalera del paraíso, la puerta del cielo, la mediadora más verdadera entre Dios y el hombre”.
Para invocar por la protección de la Virgen María podemos utilizar la siguiente oración:
Oh Soberana Reina del cielo, oh poderosa Señora de los Ángeles,
oh Santa María, Madre de Dios, Tú que desde el principio tuviste de Dios el poder
y la misión de aplastar la cabeza de Satanás.
Humildemente te rezamos, para que envíes a tus legiones celestiales,
para que bajo tu mando y tu poder, persigas a los demonios
y pelees contra los espíritus infernales en todas partes,
y reduzcas su imprudencia y los reclames en el abismo.
Sublime Madre de Dios,
envía tu invencible ejército contra los emisarios del infierno entre los hombres;
destruye los proyectos de los impíos y humilla a todos los que quieren el mal.
Dales la gracia del arrepentimiento y la conversión,
para que puedan dar gloria al Santísimo Sacramento.
Ayuda a la victoria de la verdad y la justicia en todas partes.
Tú que eres la poderosa Patrona, con tus espíritus en llamas,
protege tus santuarios y lugares de gracia en toda la Tierra.
Guarda a través de ellos las iglesias y todos los lugares santos.
Evita que sean deshonrados, profanados, robados, destruidos o violados.
Basta, señora. Oh Madre celestial, María Inmaculada,
también protege nuestras pertenencias, nuestros hogares,
nuestras familias, de todas las trampas de los enemigos, visibles e invisibles.
Ten tus Santos Ángeles en ellos y reine en ellos la devoción,
la paz y la alegría del Espíritu Santo.
¿Quién es como tú, María Reina de los Ángeles y ganadora del infierno?
¡Oh, tierna Madre María,
Tú siempre permanecerás como nuestro amor,
nuestra esperanza, nuestro refugio y orgullo!
¡San Miguel, Santos Ángeles y Arcángeles, defiéndenos y protégenos!
Amén.
Ofrécele al terminar la oración un Avemaría, un Salve y un Padrenuestro.
Siempre que oremos a la Virgen María con el sincero deseo de emendar nuestros pecados y hacer la voluntad de Dios, ella nos brindará su ayuda incondicional como una verdadera madre celestial.
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